Insistimos día y noche en que el nuevo paradigma cambia el foco del output al outcome. Ayudamos a nuestros clientes a superar el vértigo que les produce saber que el outcome se medirá solamente de maneras indirectas y subjetivas. Acompañamos en el luto que se impone cuando proponemos despedirse de los mitos de objetividad y predictibilidad del trabajo. Explicamos de una y otra manera que el trabajo humano, al ser complejo, solamente se comprende a posteriori, nunca a priori. Y sin embargo…
Cobramos a nuestros clientes por hora (output), no por impacto (outcome). Nos aterra pensar que el impacto es difícil de medir (léase se mide de forma indirecta y subjetiva). Temblamos al imaginarnos comenzando un trabajo sin saber de antemano cuál va a ser nuestro ingreso.
Queremos probar algo distinto. Necesitamos un cliente que se sume al experimento. Creo que lo mejor sería algo mixto. Una tarifa mínima por hora y una evaluación permanente, subjetiva y bilateral del outcome. Por permanente quiero decir de forma frecuente, tal vez mes a mes. La subjetividad siempre está, pero en este caso es explícita. Si el foco de trabajo de transformación estuviera puesto en los tiempos de respuesta de la organización, podríamos medir algunos procesos, pero la métrica más importante sería algo así como una encuesta sobre la percepción de velocidad. Por último, por bilateral entendemos a ambas partes de esta colaboración. Nosotros también formaríamos parte de la decisión, de la encuesta si la hubiera. Somos una mitad del trato y merecemos voz y voto.
Una idea lanzada al aire. Ya llegará. Sé que no falta mucho.